Por mucho que nos empeñemos en autodenominarnos animales inteligentes,
creo que cada vez nos alejamos más de lo que en realidad suponen esas
dos palabras. ¿animales? quizá y seguramente unos más que otros.. pero
¿inteligentes?.. ahí me temo que voy a disentir un poco.. .
Quizá por la naturaleza de los tiempos en los que estamos, nos estamos acostumbrando a ser un poquito menos, como decirlo, ¿humanos? pues sí .... damos muchas cosas por hechas sin mover un dedo, , exigimos a otras personas cosas que nosotros no demostramos ante ellas, compartimos cada vez menos y nos volvemos cada vez más egoistas.... alguno dirá que quizá es la mejor filosofía para poder continuar sin salir herido... pues mira le doy toda la razón, pero pienso que es triste ya que con esta actitud seguramente nos perderemos momentos y personas que llegarían a ser importantes en nuestra vida.
Y lo que conseguimos es acabar adquiriendo muy malas costumbres que van a resultar realmente dificil (por no decir imposible) alejar de nosotros.
Tenemos la mala costumbre de querer a medias y de no mostrar lo que sentimos a los que estan cerca... ¿porqué? ... posición defensiva seguramente.
Tenemos la mala costumbre de echar en falta lo que queremos, pero sólo empezamos a echarlo de menos cuando lo añoramos porque ya no está, y lo peor es que quizá, aun teniendo la formula en nuestras manos, no hemos hecho nada por intentar mantenerlo junto a nosotros.
Tenemos la malisima costumbre de perder el tiempo en cosas no importantes escudándonos en motivos estúpidos y banales, tratando de perseguir quimeras y tratando de alcanzar por todos los medios metas falsas que quizá no sean ni siquiera nuestras, y sencillamente porque nos falta el valor suficiente para seguir nuestros propios sueños.
Y sobre todo tenemos la mala costumbre de no apreciar lo que de verdad importa, desviándonos por caminos a priori más fáciles y que atravesamos con carga ligera, pero que al final no nos llevan a ninguna parte.
Pero quiero pensar que, por muchos años que ya llevemos a nuestras espaldas, por mucha experiencias y vivencias vividas, por mucha carga emocional o afectiva que tengamos, siempre podemos parar un momento, respirar, cerrar los ojos y dejar hablar a nuestro corazón, porque en ese monólogo quizá descubramos lo que de verdad nos debe importar y decidir entonces si continuar con esa rutina social a la que jugamos cada día o lanzarnos a por algo que nos asusta, que nos impresiona, que nos acojona, que nos hace más vulnerables...... pero que al final nos hará ser un poquito más nosotros.
Quizá por la naturaleza de los tiempos en los que estamos, nos estamos acostumbrando a ser un poquito menos, como decirlo, ¿humanos? pues sí .... damos muchas cosas por hechas sin mover un dedo, , exigimos a otras personas cosas que nosotros no demostramos ante ellas, compartimos cada vez menos y nos volvemos cada vez más egoistas.... alguno dirá que quizá es la mejor filosofía para poder continuar sin salir herido... pues mira le doy toda la razón, pero pienso que es triste ya que con esta actitud seguramente nos perderemos momentos y personas que llegarían a ser importantes en nuestra vida.
Y lo que conseguimos es acabar adquiriendo muy malas costumbres que van a resultar realmente dificil (por no decir imposible) alejar de nosotros.
Tenemos la mala costumbre de querer a medias y de no mostrar lo que sentimos a los que estan cerca... ¿porqué? ... posición defensiva seguramente.
Tenemos la mala costumbre de echar en falta lo que queremos, pero sólo empezamos a echarlo de menos cuando lo añoramos porque ya no está, y lo peor es que quizá, aun teniendo la formula en nuestras manos, no hemos hecho nada por intentar mantenerlo junto a nosotros.
Tenemos la malisima costumbre de perder el tiempo en cosas no importantes escudándonos en motivos estúpidos y banales, tratando de perseguir quimeras y tratando de alcanzar por todos los medios metas falsas que quizá no sean ni siquiera nuestras, y sencillamente porque nos falta el valor suficiente para seguir nuestros propios sueños.
Y sobre todo tenemos la mala costumbre de no apreciar lo que de verdad importa, desviándonos por caminos a priori más fáciles y que atravesamos con carga ligera, pero que al final no nos llevan a ninguna parte.
Pero quiero pensar que, por muchos años que ya llevemos a nuestras espaldas, por mucha experiencias y vivencias vividas, por mucha carga emocional o afectiva que tengamos, siempre podemos parar un momento, respirar, cerrar los ojos y dejar hablar a nuestro corazón, porque en ese monólogo quizá descubramos lo que de verdad nos debe importar y decidir entonces si continuar con esa rutina social a la que jugamos cada día o lanzarnos a por algo que nos asusta, que nos impresiona, que nos acojona, que nos hace más vulnerables...... pero que al final nos hará ser un poquito más nosotros.
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