Sé y no tengo
ninguna duda al respecto que el pasado hay que dejarlo donde está, y que
no vale la pena retenerlo por que lo que en este momento vale es lo que
tenemos por delante, pero juro que hay dias en los que quisiera que
se inventara algo para embotellar algunos recuerdos, igual que los
perfumes, y que nunca se desvaneciesen. Y que cuando quisera pudiera,
destapando la botella, volver a revivirlos, y sentirme tan bien como me
he sentido en algunos momentos.
Pero como he dicho, y aunque todo eso forma parte de mi, sé que hay que dejarlo atrás y huir de la tentación de comenzar a lamer mis propias heridas , tal y como soy seguramente se convertiría en una costumbre y hay costumbres dolorosas.
Cierto que que la mente es muy sabia y nos ayuda a difuminar las cosas tristes y los momentos difíciles en un intento de protegernos y consigue dejarlos en algo vago aparcado en un ricón, pero en ese camino también van perdiendo forma esos otros momentos que seguramente nos gustaría retener pero que impepinablemente tienen como destino el olvido. Y son esos, los que me han hecho sentir una persona feliz y una buena persona, los que me gustaría guardar en un frasquito pequeño para alguna que otra vez abrir el tapón y dejar que salieran como el genio de la lámpara, haciéndose de nuevo realidad, aunque sólo un instante.
Pero soy una soñadora muuuuuuy realista y sé que no podemos aferrarnos ni a las personas ni a las cosas. Todo es provisional y no hay nada duradero, ni siquiera nosotros, cosa que se nos olvida muchas veces....
Así que me parece que el proyecto de la botellita mágica definitivamente se queda en standby.
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