lunes, 22 de diciembre de 2014
domingo, 14 de diciembre de 2014
en el pasado
Hay personas que se deben de quedar en el pasado, allá, en ese mundo de
ideales y momentos felices. Hay personas que deben quedarse en el
pasado, allá, donde no lastiman. Allá donde no duelen, hay personas que
no deben acompañarnos en el presente, simple y sencillamente porque aquí
ya no pertenecen, porque así ahora ya no lastiman.
domingo, 7 de diciembre de 2014
perdon
Hay tantas ocasiones para pedir perdón en esta vida....y no se hace.
Hay tantas ocasiones en las que pedimos perdón....y no se debe.
Hay tantas ocasiones en las que ayudar ....es el mejor perdón.
Hay tantas ocasiones en las que mirar hacia otro lado...es la mejor negación de perdón.
Hay tantas ocasiones que dañamos a la personas que queremos...que no merecemos ni el perdón.
Hay tantas ocasiones en las que pedimos perdón....y no se debe.
Hay tantas ocasiones en las que ayudar ....es el mejor perdón.
Hay tantas ocasiones en las que mirar hacia otro lado...es la mejor negación de perdón.
Hay tantas ocasiones que dañamos a la personas que queremos...que no merecemos ni el perdón.
miércoles, 19 de noviembre de 2014
freno
La vida te frena cuando intentas ir más deprisa de lo que te permite. Y
tendemos a correr demasiado en todo. A ser eficientes y eficaces. A
cumplir. Pero se nos escapan demasiadas cosas, a mi parecer.
Pasamos páginas sin captar los mensajes, sin sacar conclusiones, sin captar algún tipo de lección. Y continuamos en una carrera de fondo que ya no parece tener sentido por momentos. Pero seguimos porque tenemos que hacerlo, aunque sea tarde, mal y a rastro.
Devoramos las horas de cualquier manera y en base a cualquier motivo que nos anime a persistir. Y lo damos todo, hasta que pinchamos como un globo que se queda sin aire y no encuentra unos pulmones que le ayuden a volver a crecer. Y se acumulan decepciones porque no reculamos.
En el fondo sabemos (sé) que es a veces la culpa es nuestra (mía), por habernos guiado por los pájaros que anidan en nuestra cabeza, inyectándonos ganas para seguir en algo que ya no tiene fundamento. Pero somos (soy) así. Unos ilusos (ilusa) empedernidos. Y esa maldita ilusión es la causa de nuestro desajuste, pero el origen de la vitalidad.
Las paradojas de la vida. Lo mismo que nos mata, es lo que a veces necesitamos para salvarnos.
Pasamos páginas sin captar los mensajes, sin sacar conclusiones, sin captar algún tipo de lección. Y continuamos en una carrera de fondo que ya no parece tener sentido por momentos. Pero seguimos porque tenemos que hacerlo, aunque sea tarde, mal y a rastro.
Devoramos las horas de cualquier manera y en base a cualquier motivo que nos anime a persistir. Y lo damos todo, hasta que pinchamos como un globo que se queda sin aire y no encuentra unos pulmones que le ayuden a volver a crecer. Y se acumulan decepciones porque no reculamos.
En el fondo sabemos (sé) que es a veces la culpa es nuestra (mía), por habernos guiado por los pájaros que anidan en nuestra cabeza, inyectándonos ganas para seguir en algo que ya no tiene fundamento. Pero somos (soy) así. Unos ilusos (ilusa) empedernidos. Y esa maldita ilusión es la causa de nuestro desajuste, pero el origen de la vitalidad.
Las paradojas de la vida. Lo mismo que nos mata, es lo que a veces necesitamos para salvarnos.
domingo, 16 de noviembre de 2014
sábado, 15 de noviembre de 2014
Querer
Y siento que no hay que tener nada de miedo a expresar lo que una siente.
Es bueno decir a la gente que quieres que lo haces (quererlas) en presente,
pasado y futuro, que lss quieres arriba, abajo, lejos , cerca... donde demonios sea. Porque querer significa hacerlo con las estupideces y las
manías, querer (como dicen de los matrimonios) por encima de riquezas y pobrezas. Querer en los aciertos y en los errores. Querer en la enfermedad y a pesar de ella. Querer a pesar de los noes, de los síes, de los tal vez.
Querer sencillamente porque querer es un privilegio y un auténtico gustazo.
domingo, 26 de octubre de 2014
La mala costumbre (El rincón de Florecienta)
La mayoría de nosotros vive pensando que esto será eterno. Que somos
inmortales y que las desgracias solo le pasan al de al lado. Vivimos
inmersos en una ignorancia que nos hace débiles y solo lamentamos lo
ocurrido cuando ya es demasiado tarde.
Y es que…
Tenemos la mala costumbre de dejar para luego, de reír poco y de querer hacerlo mañana. Tenemos la mala costumbre de echar de menos, en lugar de hacerlo de más. La mala costumbre de usar los luegos y no los ahoras. Luego te llamo, luego te escribo, luego te contesto, luego nos vemos. Y obviamente nunca llamó, nunca escribió, nunca contestó y nunca fue visto. Tenemos la mala costumbre de querer tarde. De valorar tarde. De pedir perdón demasiado pronto. Debería haber un número máximo de perdones. Perdonar nos hace grandes, de acuerdo, pero cuando tienes que perdonar todos los días, al final un lo siento se convierte en el comodín de cualquier pretexto injustificado, innecesario e inmerecido. Tenemos la mala costumbre de defender al malo y descuidar al bueno. De contar mentiras tra la rá y de tener que hacer un máster para descubrir verdades. Mantenemos en nuestra vida “amigos” porque sí y llenamos nuestras agendas de compromisos a los que realmente no queremos ir. Tenemos la mala costumbre de sentirnos mal por decir no y de creernos mejores por decir si.
Tenemos la mala costumbre de esperar a un cáncer, a una mala noticia o a una llamada de que alguien querido se nos fue, para tomar las riendas de nuestra vida y empezar a apreciar cada puesta de sol, cada mañana que te levantas de la cama y cada luna que abrazas en tu almohada. Tenemos la mala costumbre de usar el descuido a diario, olvidando que los pequeños detalles importan, que los pequeños detalles construyen grandes caminos y que cada lunes, puede ser el mejor día de la semana. Tenemos la mala costumbre de quejarnos por todo, de culpar siempre al otro porque claro, tú eres un ser perfecto y nunca, nunca, haces nada. Siempre es la parte contraria. Decimos muy pocos te quieros y hacerlo por primera vez es como “buf que va, no vaya a ser que se asuste”. ¿Asustarse de qué? ¿Cómo una persona puede asustarse porque alguien le quiera?.
Asústate si algún día te vas a la cama sin sentir que quieres a otra persona.
Asústate el día que te vayas a dormir sin decirle a esa persona lo importante que es para ti.
Asústate cuando no le des besos a tu madre y a tu padre.
Asústate cuando seas incapaz de abrazar a alguien y sentir esa sensación tan extraordinaria que producen los abrazos.
Asústate cuando las defensas de tu cuerpo se hayan vuelto inmunes al dolor ajeno.
Y cuando veas una injusticia y no hagas absolutamente nada para remediarlo.
Asústate cuando pases un solo día sin ayudar a alguien.
Asústate de verdad, porque créeme. Estás muerto.
Y es que…
Tenemos la mala costumbre de trabajar demasiado, de cargar con una mochila llena de cosas innecesarias y de comer más de lo que nuestro cuerpo necesita. Tenemos la mala costumbre de creernos mejores que los demás, de bailar poco, fumar mucho y respirar a medias. Tenemos la mala costumbre de ir caminando por las calles de nuestra ciudad mirando al suelo, o a nuestro teléfono móvil. ¿Alguna vez te has dado cuenta de lo bonitos que son los edificios de esas calles por las que pasas a diario? Por no hablar de la luz de las estrellas.
Tenemos la mala costumbre de empezar el gimnasio la semana que viene. De cuidarnos cuando ya es demasiado tarde y de tomar vitaminas cuando estamos enfermos. Tenemos la mala costumbre de creer que el pelo de aquella es mejor que el nuestro. Que su suerte es nuestra desdicha y de compararnos como si fuésemos presa de alguien que busca en comparadores de Internet. Tenemos la mala costumbre de medirnos por nuestros estudios o por nuestra altura. De confundir la belleza con la delgadez y de creernos que no somos capaces de conseguirlo, porque alguien una vez así, nos lo hizo creer. Y no fue nadie más que tú mismo.
Tenemos la mala costumbre de apuntarnos a clases de idiomas, cuando ni siquiera dominamos el nuestro. De querer conocer mundo y viajar lo más lejos posible cuando aún, nos quedan lugares maravillosos por descubrir en nuestra propia tierra. Tenemos la mala costumbre de comer animales, de contaminar el mundo y de lavar la ropa en vez de nuestras conciencias. Tenemos la mala costumbre de escuchar poco y hablar demasiado. De dar consejos y juicios de valor sin ser conscientes del poder que pueden llegar a tener nuestras palabras. Dejamos demasiado pronto y tenemos muy poca paciencia. Objetos de usar y tirar, sin importarnos lo más mínimo su destino. Tenemos la mala costumbre de creernos que lo sabemos todo. Cuando realmente, no tenemos idea de nada.
Wasapeamos mucho,
dormimos demasiado
y follamos poco.
Nos pasamos media vida o vida entera, soñando esa vida perfecta que nos gustaría tener. Cuando somos ajenos a que realmente la vida perfecta es ahora. Es cada momento, cada instante de los segundos que marca el reloj de tus días. Es cada oportunidad, cada sonrisa, cada beso y cada vez que te enamoras. ¡ENAMORÉMONOS TODOS LOS DÍAS DE NUESTRA VIDA! No pongas barreras a tu corazón y deja los prejuicios para aquellos que llevan el cartel de cobarde escrito en tinta permanente. Ni con disolvente se va.
Empieza a acostumbrarte a esta vida que a veces es dura. Terriblemente dura. Pero no te lamentes ni te vayas nunca a la cama habiendo hecho daño alguien. Habiendo dejado para luego esos ahoras que nunca llegaron. No habiendo cumplido ese sueño que tanto querías, no habiendo hecho unos kilómetros de más ese día porque tu cuerpo estaba cansado. No permitas que alguien fallezca para luego recordarlo y decirle mirando su foto, cuánto le querías. No dejes que la rutina o la sensación de eternidad descuide lo verdaderamente importante de tu vida.
En definitiva, no dejes que la mala costumbre sea la invitada de honor en los días que te quedan por vivir a partir de hoy.
Quiere ahora, no mañana
Y es que…
Tenemos la mala costumbre de dejar para luego, de reír poco y de querer hacerlo mañana. Tenemos la mala costumbre de echar de menos, en lugar de hacerlo de más. La mala costumbre de usar los luegos y no los ahoras. Luego te llamo, luego te escribo, luego te contesto, luego nos vemos. Y obviamente nunca llamó, nunca escribió, nunca contestó y nunca fue visto. Tenemos la mala costumbre de querer tarde. De valorar tarde. De pedir perdón demasiado pronto. Debería haber un número máximo de perdones. Perdonar nos hace grandes, de acuerdo, pero cuando tienes que perdonar todos los días, al final un lo siento se convierte en el comodín de cualquier pretexto injustificado, innecesario e inmerecido. Tenemos la mala costumbre de defender al malo y descuidar al bueno. De contar mentiras tra la rá y de tener que hacer un máster para descubrir verdades. Mantenemos en nuestra vida “amigos” porque sí y llenamos nuestras agendas de compromisos a los que realmente no queremos ir. Tenemos la mala costumbre de sentirnos mal por decir no y de creernos mejores por decir si.
Tenemos la mala costumbre de esperar a un cáncer, a una mala noticia o a una llamada de que alguien querido se nos fue, para tomar las riendas de nuestra vida y empezar a apreciar cada puesta de sol, cada mañana que te levantas de la cama y cada luna que abrazas en tu almohada. Tenemos la mala costumbre de usar el descuido a diario, olvidando que los pequeños detalles importan, que los pequeños detalles construyen grandes caminos y que cada lunes, puede ser el mejor día de la semana. Tenemos la mala costumbre de quejarnos por todo, de culpar siempre al otro porque claro, tú eres un ser perfecto y nunca, nunca, haces nada. Siempre es la parte contraria. Decimos muy pocos te quieros y hacerlo por primera vez es como “buf que va, no vaya a ser que se asuste”. ¿Asustarse de qué? ¿Cómo una persona puede asustarse porque alguien le quiera?.
Asústate si algún día te vas a la cama sin sentir que quieres a otra persona.
Asústate el día que te vayas a dormir sin decirle a esa persona lo importante que es para ti.
Asústate cuando no le des besos a tu madre y a tu padre.
Asústate cuando seas incapaz de abrazar a alguien y sentir esa sensación tan extraordinaria que producen los abrazos.
Asústate cuando las defensas de tu cuerpo se hayan vuelto inmunes al dolor ajeno.
Y cuando veas una injusticia y no hagas absolutamente nada para remediarlo.
Asústate cuando pases un solo día sin ayudar a alguien.
Asústate de verdad, porque créeme. Estás muerto.
Y es que…
Tenemos la mala costumbre de trabajar demasiado, de cargar con una mochila llena de cosas innecesarias y de comer más de lo que nuestro cuerpo necesita. Tenemos la mala costumbre de creernos mejores que los demás, de bailar poco, fumar mucho y respirar a medias. Tenemos la mala costumbre de ir caminando por las calles de nuestra ciudad mirando al suelo, o a nuestro teléfono móvil. ¿Alguna vez te has dado cuenta de lo bonitos que son los edificios de esas calles por las que pasas a diario? Por no hablar de la luz de las estrellas.
Tenemos la mala costumbre de empezar el gimnasio la semana que viene. De cuidarnos cuando ya es demasiado tarde y de tomar vitaminas cuando estamos enfermos. Tenemos la mala costumbre de creer que el pelo de aquella es mejor que el nuestro. Que su suerte es nuestra desdicha y de compararnos como si fuésemos presa de alguien que busca en comparadores de Internet. Tenemos la mala costumbre de medirnos por nuestros estudios o por nuestra altura. De confundir la belleza con la delgadez y de creernos que no somos capaces de conseguirlo, porque alguien una vez así, nos lo hizo creer. Y no fue nadie más que tú mismo.
Tenemos la mala costumbre de apuntarnos a clases de idiomas, cuando ni siquiera dominamos el nuestro. De querer conocer mundo y viajar lo más lejos posible cuando aún, nos quedan lugares maravillosos por descubrir en nuestra propia tierra. Tenemos la mala costumbre de comer animales, de contaminar el mundo y de lavar la ropa en vez de nuestras conciencias. Tenemos la mala costumbre de escuchar poco y hablar demasiado. De dar consejos y juicios de valor sin ser conscientes del poder que pueden llegar a tener nuestras palabras. Dejamos demasiado pronto y tenemos muy poca paciencia. Objetos de usar y tirar, sin importarnos lo más mínimo su destino. Tenemos la mala costumbre de creernos que lo sabemos todo. Cuando realmente, no tenemos idea de nada.
Wasapeamos mucho,
dormimos demasiado
y follamos poco.
Nos pasamos media vida o vida entera, soñando esa vida perfecta que nos gustaría tener. Cuando somos ajenos a que realmente la vida perfecta es ahora. Es cada momento, cada instante de los segundos que marca el reloj de tus días. Es cada oportunidad, cada sonrisa, cada beso y cada vez que te enamoras. ¡ENAMORÉMONOS TODOS LOS DÍAS DE NUESTRA VIDA! No pongas barreras a tu corazón y deja los prejuicios para aquellos que llevan el cartel de cobarde escrito en tinta permanente. Ni con disolvente se va.
Empieza a acostumbrarte a esta vida que a veces es dura. Terriblemente dura. Pero no te lamentes ni te vayas nunca a la cama habiendo hecho daño alguien. Habiendo dejado para luego esos ahoras que nunca llegaron. No habiendo cumplido ese sueño que tanto querías, no habiendo hecho unos kilómetros de más ese día porque tu cuerpo estaba cansado. No permitas que alguien fallezca para luego recordarlo y decirle mirando su foto, cuánto le querías. No dejes que la rutina o la sensación de eternidad descuide lo verdaderamente importante de tu vida.
En definitiva, no dejes que la mala costumbre sea la invitada de honor en los días que te quedan por vivir a partir de hoy.
Quiere ahora, no mañana
miércoles, 15 de octubre de 2014
Opinando ... que es gerundio....
Tengo una opinión. La mía. Mi opinión sobre opinar, curiosamente. (perdón
de antemano por el trabalenguas). Y ¿que opino al respecto? pues
simplemente opino que opinamos mucho, a veces demasiado.
No quiero decir que esto sea malo, ¡que vá!. No es malo en absoluto siempre y cuando no aspire a ser algo más que una opinión. Sin imponerla sobre otras opiniones. Sin disfrazarla de verdad, de ley, cuando, en realidad, como opinión que es, también es opinable. Sin dar por hecho de que es la única opinión razonable. Sin apuntar con el dedo a las opiniones ajenas.
Auque si tengo la sensación de que a las personas en general, les resulta demasiado fácil opinar. Pues una vez más voy a contracorriente.... yo pienso que opinar es sumamente difícil.
Las opiniones pueden ser muchas y muy variopintas pero al final siempre se tiende a que sean sólo dos. La gente sólo se queda con que o se es de los unos, o de los otros. O se opina una cosa o se opina la otra. O estas a favor o estás en contra.
Y llegado a ese punto es cuando yo dejo de opinar para hacerme preguntas: ¿Las opiniones sólo admiten un color, una postura? ¿Es que opinar está reñido con el sentido común? Quiero pensar que no.
Y lo malo es que mientras no seamos capaz de ver más allá de dos opciones, del blanco o el negro, del sí o del no... los problemas seguirán porque seguiremos poniendo tiritas donde deberían ir escayolas.
No quiero decir que esto sea malo, ¡que vá!. No es malo en absoluto siempre y cuando no aspire a ser algo más que una opinión. Sin imponerla sobre otras opiniones. Sin disfrazarla de verdad, de ley, cuando, en realidad, como opinión que es, también es opinable. Sin dar por hecho de que es la única opinión razonable. Sin apuntar con el dedo a las opiniones ajenas.
Auque si tengo la sensación de que a las personas en general, les resulta demasiado fácil opinar. Pues una vez más voy a contracorriente.... yo pienso que opinar es sumamente difícil.
Las opiniones pueden ser muchas y muy variopintas pero al final siempre se tiende a que sean sólo dos. La gente sólo se queda con que o se es de los unos, o de los otros. O se opina una cosa o se opina la otra. O estas a favor o estás en contra.
Y llegado a ese punto es cuando yo dejo de opinar para hacerme preguntas: ¿Las opiniones sólo admiten un color, una postura? ¿Es que opinar está reñido con el sentido común? Quiero pensar que no.
Y lo malo es que mientras no seamos capaz de ver más allá de dos opciones, del blanco o el negro, del sí o del no... los problemas seguirán porque seguiremos poniendo tiritas donde deberían ir escayolas.
domingo, 14 de septiembre de 2014
Ayer, hoy y mañana
Lo queramos o no sólo tenemos tres alternativas: El ayer, el hoy y el mañana.
Y ni siquiera tres, porque como dicen los filósofos, el ayer es ayer y nos pertenece sólo en el recuerdo. Es como cuando deshojas por completo una flor, no se le puede sacar ningún otro pétalo, todos cayeron y ya no están.
Entonces, siguiendo con esta peculiar conjetura, en realidad sólo nos quedarñan dos cartas por jugar en la baraja, el presente y el día de mañana.
Pero si lo piensas en realidad ni siquiera eso, ni siquiera esas dos cartas. Porque es un hecho que el presente no existe porque de forma casi instantánea se convierte en pasado, segundo tras segundo. Y pasa a serlo sin poder pisar el freno, con el acelerador a tope. Y así le ocurre a esta vida, los años pasan y vamos dejando la juventud un poquito rezagada, frenada y alejándose.
Así que en resumidas cuentas, sólo nos queda el mañana, el futuro inmediato que en un abrir y cerrar de ojos se convierte en pasado, y el futuro algo más lejano, por el que aún se puede hacer algo.
Y aunque no sepamos que nos puede deparar, no hay que tenerle miedo, sólo hay que pensar que lo único que nos separa de él es un trozo de nuestra vida, aunque suponga ir añadiendo años al dato del carné de identidad.
Y no hay que tenerle miedo porque ir sumando dígitos a nuestra edad tambien tiene un lado positivo.
Pierdes algunas cosas por el camino, pero ganas otras muchas.
Te asaltan sentimientos extraños que enseguida se hacen tus amigos y comparten contigo veladas llenas de ternura. Aprendes a ver el mundo de otra manera. Tus emociones adquieren formas jamás imaginadas. Vas aprendiendo que sólo necesitas un instante para aprender a saborear cada momento que te regala la vida.
Te centras en lo que verdaderamente importa y te importa y no te andas con rodeos a la hora de sentir.
No buscas atajos para llegar cuanto antes a tu destino. Paseas sin prisa, apoderándote del paisaje y regalándote gestos entrañables.
No buscas aprobaciones innecesarias. Aprendes a no engañarte cada mañana al levantarte. No te cuesta encogerte de hombros al reconocer que no sabes algo, ni extender tu mano para ayudar al que ves que pierde el equilibrio.
Afinas en esa búsqueda de la chispa que encienda nuevas ilusiones y te haga encontrarte a ti misma sin perder un ápice de tu esencia.
Aprendes a erizar tu piel con el simple roce de una mirada perdida.
Aprendes a vivir y a que te vivan…Así que brindemos por ese día del mañana, ese día que no llega nunca pero que realmente es el dia del que realmente disponemos.
Y ni siquiera tres, porque como dicen los filósofos, el ayer es ayer y nos pertenece sólo en el recuerdo. Es como cuando deshojas por completo una flor, no se le puede sacar ningún otro pétalo, todos cayeron y ya no están.
Entonces, siguiendo con esta peculiar conjetura, en realidad sólo nos quedarñan dos cartas por jugar en la baraja, el presente y el día de mañana.
Pero si lo piensas en realidad ni siquiera eso, ni siquiera esas dos cartas. Porque es un hecho que el presente no existe porque de forma casi instantánea se convierte en pasado, segundo tras segundo. Y pasa a serlo sin poder pisar el freno, con el acelerador a tope. Y así le ocurre a esta vida, los años pasan y vamos dejando la juventud un poquito rezagada, frenada y alejándose.
Así que en resumidas cuentas, sólo nos queda el mañana, el futuro inmediato que en un abrir y cerrar de ojos se convierte en pasado, y el futuro algo más lejano, por el que aún se puede hacer algo.
Y aunque no sepamos que nos puede deparar, no hay que tenerle miedo, sólo hay que pensar que lo único que nos separa de él es un trozo de nuestra vida, aunque suponga ir añadiendo años al dato del carné de identidad.
Y no hay que tenerle miedo porque ir sumando dígitos a nuestra edad tambien tiene un lado positivo.
Pierdes algunas cosas por el camino, pero ganas otras muchas.
Te asaltan sentimientos extraños que enseguida se hacen tus amigos y comparten contigo veladas llenas de ternura. Aprendes a ver el mundo de otra manera. Tus emociones adquieren formas jamás imaginadas. Vas aprendiendo que sólo necesitas un instante para aprender a saborear cada momento que te regala la vida.
Te centras en lo que verdaderamente importa y te importa y no te andas con rodeos a la hora de sentir.
No buscas atajos para llegar cuanto antes a tu destino. Paseas sin prisa, apoderándote del paisaje y regalándote gestos entrañables.
No buscas aprobaciones innecesarias. Aprendes a no engañarte cada mañana al levantarte. No te cuesta encogerte de hombros al reconocer que no sabes algo, ni extender tu mano para ayudar al que ves que pierde el equilibrio.
Afinas en esa búsqueda de la chispa que encienda nuevas ilusiones y te haga encontrarte a ti misma sin perder un ápice de tu esencia.
Aprendes a erizar tu piel con el simple roce de una mirada perdida.
Aprendes a vivir y a que te vivan…Así que brindemos por ese día del mañana, ese día que no llega nunca pero que realmente es el dia del que realmente disponemos.
jueves, 12 de junio de 2014
¿tenemos lo que nos merecemos?
Hoy la disertación empieza con una simple pregunta: ¿tenemos lo que nos merecemos? Dificil cuestión ¿verdad?
Yo particularmente pienso que en mi caso siento muchas veces que es así, aunque muchas veces no sea en absoluto lo que quiero y la sensación de insatisfacción sea la que me ronde continuamente.
Pero sé que todo depende de mí, que si quiero llegar hasta lo que deseo, debo ser yo y solo yo la emprenda el camino, la que saque fuerzas para levantarme después de cada tropiezo, la que tenga que parar a veces para aclarar mis ideas y decidir por donde continuar. Porque dejar todo eso en manos de otros o en manos de la suerte mis logros, es una manera de no responsabilizarme de los actos y decisiones propias.
Y de este punto es del que hay que partir, porque mientras sigamos dándonos golpes en el pecho deseando y pensando en lo que creemos que merecemos, nos perdemos de disfrutar de lo que ya tenemos, y ese es un gran error (creo).
Porque si por un momento somos sinceros con nosotros mismos, tenemos algunas cosas buenas por las que sentirse bien. Otra cosa es que en muchos momentos no somos capaces de distinguirlas y cerramos ojos y alma y no vemos más allá.
Y a esa idea de que están ahí hay que aferrarse.
Yo particularmente pienso que en mi caso siento muchas veces que es así, aunque muchas veces no sea en absoluto lo que quiero y la sensación de insatisfacción sea la que me ronde continuamente.
Pero sé que todo depende de mí, que si quiero llegar hasta lo que deseo, debo ser yo y solo yo la emprenda el camino, la que saque fuerzas para levantarme después de cada tropiezo, la que tenga que parar a veces para aclarar mis ideas y decidir por donde continuar. Porque dejar todo eso en manos de otros o en manos de la suerte mis logros, es una manera de no responsabilizarme de los actos y decisiones propias.
Y de este punto es del que hay que partir, porque mientras sigamos dándonos golpes en el pecho deseando y pensando en lo que creemos que merecemos, nos perdemos de disfrutar de lo que ya tenemos, y ese es un gran error (creo).
Porque si por un momento somos sinceros con nosotros mismos, tenemos algunas cosas buenas por las que sentirse bien. Otra cosa es que en muchos momentos no somos capaces de distinguirlas y cerramos ojos y alma y no vemos más allá.
Y a esa idea de que están ahí hay que aferrarse.
sábado, 31 de mayo de 2014
Lo estoy intentando (Nach)
y reirme a carcajadas cada vez que puedo.
Estoy intentando sonreir a cada niño con el que me cruzo,
y sumergirme en cada relacion con el oficio de un buzo.
Creeme, lo estoy intentando.
Estoy intentando no darle importancia al hecho de que no seas como te habia imaginado,
estoy intentando jugar sin que me importe el resultado,
relajarme cuando quiero usar el bate, pero esta ocupado.
Creeme, lo estoy intentando.
Estoy intentando ser conciente de que el sol sigue ahi arriba,
estoy intentando controlar mi ira,
no tragar de golpe y asi, poco a poco, saborear la vida.
Estoy intentando decir la verdad, y hacerlo de la manera que menos duela,
dejar de usar la rueda y gastar mas suela.
Estoy intentando no echar la culpa a otros cuando algo sale mal,
pisar un suelo mas natural,
salir de vez en cuando de esta ciudad aspera y artificial.
Estoy intentando aprender a sonreir cuando me demuestran que me equivoco,
a dejar de disimular que soy un loco,
a sentir la energia de cada pequeña cosa que toco.
Creeme, lo estoy intentando.
Estoy intentando dibujar sonrisas en mi barrio,
intentando decidir si prefiero unos ojos o unos labios,
estoy intentando memorizar cada sueño cuando me despierto,
y caminar sin dudar, porque cada instante de duda es un instante muerto.
Estoy intentando hablar mas con desconocidos,
y no girar la cabeza cuando alguien me mira demasiado.
Estoy intentando ser neutral y objetivo,
tomarme la vida con la perspectiva del que no se queja aunque tenga algun motivo.
Estoy intentando escribir y vivir para volver a escribir
y hacer de ese circulo un maravilloso jardin en el que existir.
Estoy intentando callar cuando no se que decir,
plantarme y discutir antes que agachar la cabeza y huir.
Creeme, lo estoy intentando.
Estoy intentando darle de comer a cosas invisibles,
y a enamorarme de cosas insignificantes,
y a no darle importancia a esas cosas que nos venden como grandes.
Estoy intentando pensar mas en los que me quieren, reirme de mis fobias.
Estoy intentando que mi corazon no se acelere si se acercan quienes me odian.
Estoy intentando asumir que el mundo no es justo,
y que el rencor de otros es logico,
y que el amor se marchita si no lo riegas,
y que la muerte no avisa cuando llega,
y que quien juega limpio no siempre recibe apoyo.
Estoy intentando dedicar mas tiempo a mirar las estrellas,
a beber mas agua, a abrazar, a besar,
y a dar muestras de afecto sin un motivo aparente.
Estoy intentando ser mas imperfecto,
a hacer lo incorrecto, ser mas imprudente.
Estoy intentando liberar al payaso que encerre
en la mazmorra de la verguenza hace tiempo ya,
a no hacer algo porque lo hagan los demas,
a hablar con los animales y a tratarlos como a iguales.
Estoy intentando ser mas insensato y asi amar y entregarme sin medida.
Ser feliz aunque sea a ratos y darle un sentido a esto que llaman vida.
No se si lo conseguire pero creeme, lo estoy intentando.
viernes, 2 de mayo de 2014
cierta edad
Alcanzar una cierta edad tiene su lado positivo. Pierdes algunas cosas por el camino, pero ganas otras.
Te asaltan sentimientos extraños que enseguida se hacen tus amigos y comparten contigo veladas llenas de ternura.
Aprendes a ver el mundo de otra manera. Tus emociones adquieren
formas jamás imaginadas. Te pierdes en tu propia ganancia de
experiencia.
Sólo precisas un instante para aprender a saborear cada momento que te regala la vida.
Te centras en lo que verdaderamente importa y te importa. No te andas con rodeos a la hora de sentir.
No buscas atajos para llegar cuanto antes a tu destino. Paseas sin
prisa, apoderándote del paisaje y regalándote gestos entrañables.
No buscas aprobaciones innecesarias. Aprendes a no engañarte cada
mañana al levantarte. Te dejas llevar siempre que el aire sea de
poniente
No te cuesta encogerte de hombros al reconocer que no sabes algo, ni
extender tu mano para ayudar al que ves que pierde el equilibrio.
Afinas en esa búsqueda de la chispa que encienda nuevas ilusiones y
te haga encontrarte a ti misma sin perder un ápice de tu esencia.
Aprendes a erizar tu piel con el simple roce de una mirada perdida.
Aprendes a vivir y a que te vivan…
domingo, 27 de abril de 2014
corriendo
Hay días en los que me levanto con la sensación de
haber hecho las cosas demasiado rápido. Desde primera hora de la mañana
corriendo... desayuno en escasos 5 minutos y en minutos contados:
ducha, vestirte, maquillarte, recoger habitación....y sigues corriendo
hacia el metro y así continúas hasta dejarte caer de nuevo en la cama.
El problema es que al final de día se queda una con la sensación de no saber si en realidad has hecho lo que debías hacer, o una vez más la prisa se ha impuesto al recuerdo.
Me fascina y asusta a partes iguales la inmediatez con la que vivimos. Ojalá fueramos conscientes del AHORA. Pero es que ni siquiera es eso. Es el YA. Y, a veces, hasta el ya es pasado. Lejos de disfrutar o sufrir el minuto que acabamos de despedir, o incluso el que está andando todavía, ya estamos pendientes del que está por venir.
Y terminamos indigestando las emociones. Y a la mente le da un ataque de flato. Y aún así seguimos engullendo sin masticar lo suficiente, aún a riesgo saborear cada vez menos los momentos. Es lo mismo que escribir rápido y mal. Con mala letra e ignorando las pausas.
El problema es que creo que la mayoría de las veces no nos damos ni cuenta. La misma sensacion de cuando dejas de ver una camiseta porque ha quedado condenada en el fondo de un cajón y ni siquiera la echas de menos porque tienes una muy parecida. Tenemos demasiado y todo muy similar, así que la cantidad nos sirve más bien para muy poco.
Ojalá lográsemos estirar el tiempo. Pero no. Vivimos con la inmediatez pisándonos los talones. Porque si te descuidas apenas unos minutos, casi todo habrá pasado de página.
Y a mí esto ya me cansa. Ni siquiera nos paramos un instante a descansar. Hemos decidido (o mejor dicho han decidido por nosotros) que la vida sea un "preparados, listos, ya" en vez de una carrera de fondo. Me preocupa proque llegará un momento en que no entendamos lo que es la paciencia, mucho menos madurar las ilusiones, fermentar los sueños con la levadura de la esperanza.
Y lo malo es que a los que vienen detras de nosotros los estamos mal acostumbrando. Porque lo quieren todo y el problema es que lo quieren ya. Y cuando digo ya, me refiero a que no ha terminado el ya y ya quieren otra cosa. Hemos conseguido que no tengan capacidad de concentración alguna, que su realidad se apretuje en los 10 minutos de una partida con una consola. Que haya muy pocas cosas que les ilusione, porque han descubierto mucho antes de lo que les correspondía que todo pasa.
Estamos demasiado rodeados de los "venga, venga, que es tarde" o "esto lo quiero para ayer". E igual es que hemos ganado megapixels de resolución, pero el precio a pagar ha sido olvidar el pellizco de emoción que sentíamos cuando había que esperar a recoger el carrete en la tienda de revelado.
Es difícil disfrutar la espera cuando tenemos a nuestro alcance mucha más cosas de las que somos capaces de asimilar. Es como una mesa abarrotada de comida... hay tanta comida, y aparentemente tan golosa, que comemos con la vista en vez de con la barriga. Y nos empachamos. Y nos atragantamos. Y ya no sabemos distinguir un miedo de la angustia. Ya no sonreimos hasta que duela la cara, ya no cerramos los ojos cuando escuchamos una canción que nos encanta... si estamos un tiempo sin hacer absolutamente nada pensamos que es tiempo perdido y quizá no sea así....tengo la sensación de que ya casi todo es ansiedad... ansiedad a secas y en mayúsculas. Y es una auténtica pena.. De tanto correr rápido y sin apenas mirar, cualquier día de estos nos vamos a dar un batacazo que nos dejará completamente noqueados.
El problema es que al final de día se queda una con la sensación de no saber si en realidad has hecho lo que debías hacer, o una vez más la prisa se ha impuesto al recuerdo.
Me fascina y asusta a partes iguales la inmediatez con la que vivimos. Ojalá fueramos conscientes del AHORA. Pero es que ni siquiera es eso. Es el YA. Y, a veces, hasta el ya es pasado. Lejos de disfrutar o sufrir el minuto que acabamos de despedir, o incluso el que está andando todavía, ya estamos pendientes del que está por venir.
Y terminamos indigestando las emociones. Y a la mente le da un ataque de flato. Y aún así seguimos engullendo sin masticar lo suficiente, aún a riesgo saborear cada vez menos los momentos. Es lo mismo que escribir rápido y mal. Con mala letra e ignorando las pausas.
El problema es que creo que la mayoría de las veces no nos damos ni cuenta. La misma sensacion de cuando dejas de ver una camiseta porque ha quedado condenada en el fondo de un cajón y ni siquiera la echas de menos porque tienes una muy parecida. Tenemos demasiado y todo muy similar, así que la cantidad nos sirve más bien para muy poco.
Ojalá lográsemos estirar el tiempo. Pero no. Vivimos con la inmediatez pisándonos los talones. Porque si te descuidas apenas unos minutos, casi todo habrá pasado de página.
Y a mí esto ya me cansa. Ni siquiera nos paramos un instante a descansar. Hemos decidido (o mejor dicho han decidido por nosotros) que la vida sea un "preparados, listos, ya" en vez de una carrera de fondo. Me preocupa proque llegará un momento en que no entendamos lo que es la paciencia, mucho menos madurar las ilusiones, fermentar los sueños con la levadura de la esperanza.
Y lo malo es que a los que vienen detras de nosotros los estamos mal acostumbrando. Porque lo quieren todo y el problema es que lo quieren ya. Y cuando digo ya, me refiero a que no ha terminado el ya y ya quieren otra cosa. Hemos conseguido que no tengan capacidad de concentración alguna, que su realidad se apretuje en los 10 minutos de una partida con una consola. Que haya muy pocas cosas que les ilusione, porque han descubierto mucho antes de lo que les correspondía que todo pasa.
Estamos demasiado rodeados de los "venga, venga, que es tarde" o "esto lo quiero para ayer". E igual es que hemos ganado megapixels de resolución, pero el precio a pagar ha sido olvidar el pellizco de emoción que sentíamos cuando había que esperar a recoger el carrete en la tienda de revelado.
Es difícil disfrutar la espera cuando tenemos a nuestro alcance mucha más cosas de las que somos capaces de asimilar. Es como una mesa abarrotada de comida... hay tanta comida, y aparentemente tan golosa, que comemos con la vista en vez de con la barriga. Y nos empachamos. Y nos atragantamos. Y ya no sabemos distinguir un miedo de la angustia. Ya no sonreimos hasta que duela la cara, ya no cerramos los ojos cuando escuchamos una canción que nos encanta... si estamos un tiempo sin hacer absolutamente nada pensamos que es tiempo perdido y quizá no sea así....tengo la sensación de que ya casi todo es ansiedad... ansiedad a secas y en mayúsculas. Y es una auténtica pena.. De tanto correr rápido y sin apenas mirar, cualquier día de estos nos vamos a dar un batacazo que nos dejará completamente noqueados.
jueves, 17 de abril de 2014
¿que cuantos años tengo?
¿Que cuántos años tengo?
¡Qué importa eso!
Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo: Gritar sin miedo lo que pienso…
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido…
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo, y otras “que estoy en el apogeo”.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios
para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero,
para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.
Tengo los años en que el amor,
a veces es una loca llamarada,
ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada ..
y otras… es un remanso de paz, como el atardecer en la playa .
¿Qué cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número, pues mis anhelos alcanzados,mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas …
Valen mas que eso…
¿Qué cuántos años tengo?
¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento!!.
Qué importa cuántos años,¿cuántos tengo, o cuántos espero… ?
Si con los años que tengo…
¡Aprendí a querer lo necesario y a tomar sólo lo bueno!
José Saramago
¡Qué importa eso!
Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo: Gritar sin miedo lo que pienso…
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido…
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo, y otras “que estoy en el apogeo”.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios
para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero,
para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.
Tengo los años en que el amor,
a veces es una loca llamarada,
ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada ..
y otras… es un remanso de paz, como el atardecer en la playa .
¿Qué cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número, pues mis anhelos alcanzados,mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas …
Valen mas que eso…
¿Qué cuántos años tengo?
¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento!!.
Qué importa cuántos años,¿cuántos tengo, o cuántos espero… ?
Si con los años que tengo…
¡Aprendí a querer lo necesario y a tomar sólo lo bueno!
José Saramago
domingo, 6 de abril de 2014
querido tiempo...
Querido tiempo:
Cuantas veces te he escuchado decir que teníamos que hablar, que tú te encargas de poner cada cosa en su sitio. Que todo es cuestión tuya... cuestión de tiempo.
Que si todo lo curas. Que tus agujas, aún sin tener punta, son las que mejor cosen las heridas. Que eres relativo. Que lo que hay que hacer es emplearte, no matarte. Que arrieritos somos y en el camino me lo encontraré..... Que tú sabes volar y que puedes enseñarme...que incluso sabes escaparte sin me despisto un poco. Que siempre te regale como algo valioso, porque jamás te dejas recuperar.
Pero, querido tiempo, es que no habíamos contado con un pequeño detalle.
Y es que el mundo está mal repartido desde hace mucho tiempo (valga la redundancia), desde el primer momento de todo, primer día del año, primer día del mes, primera hora del día...... Y mira que no quisiera ser yo la que te impaciente ni la que cuestiones tus tiempos, tus repuestas....
Pero es que se van agotando las vidas para seguir jugando en el tablero de las ilusiones. Y he aprendido que pedirlas prestadas no te hace avanzar más rápido de pantalla en el juego Que sigo atascada en el nivel de principiante, en el nivel básico.
Porque a veces una se cansa de esperar y prefiere que la esperen. Que me gustaría meter las manos en los bolsillos y no sacarlas. Ni extenderlas. Que tanto he tirado de otros carros que el mío me lo han robado por no aparcarlo en el sueño correcto.
Querido tiempo. Tú que tienes alas, que guardas todos los archivos del pasado, que te dejan fisgonear por la mirilla de la vida futura, que organizas los horarios del presente, ¡qué trabajo te cuesta prestarme tu goma de borrar! que hay cosas que me gustaría quitar del papel de mi vida o por lo menos difuminarlas. Y si no, acuerdate y llévate el marcapáginas del libro de mi biografía y así puedo pasar página.
Hagamos una cosa. Tú me pones el reloj en hora. A ver si así no llego tarde a la vida de la gente. O mejor. Me dices cuál es mi sitio y yo me pongo. Pero que no me pongan, querido tiempo. Y recuerda que yo sólo quiero reirte, disfrutarte, saborearte, estirarte cuando te portas bien.... pero tú te empeñas en tirarme pedruscos. Y así ni siquiera hay forma de tropezarse. Simplente a un mal paso te caes de bruces.
Así que si quieres seguir teníendome como amiga, ayúdame a tomar las cosas con calma, frena tu ritmo cuando asi deba ser y permíteme sentir que los minutos valiosos desde el primer segundo al último, y cuando quiera que las horas vuelen, acelera por favor tu marcha y aléjame de los momentos turbios.
Yo prometo que te cuidaré en mi persona, que a pesar de días, meses y años que llevemos compartidos, intentaré aparentar desde el punto más profundo de alma, corazón y cabeza que has pasado sencillamente rozándome, sin desgastarte y sin desgastarme.
Y que así sea......
Cuantas veces te he escuchado decir que teníamos que hablar, que tú te encargas de poner cada cosa en su sitio. Que todo es cuestión tuya... cuestión de tiempo.
Que si todo lo curas. Que tus agujas, aún sin tener punta, son las que mejor cosen las heridas. Que eres relativo. Que lo que hay que hacer es emplearte, no matarte. Que arrieritos somos y en el camino me lo encontraré..... Que tú sabes volar y que puedes enseñarme...que incluso sabes escaparte sin me despisto un poco. Que siempre te regale como algo valioso, porque jamás te dejas recuperar.
Pero, querido tiempo, es que no habíamos contado con un pequeño detalle.
Y es que el mundo está mal repartido desde hace mucho tiempo (valga la redundancia), desde el primer momento de todo, primer día del año, primer día del mes, primera hora del día...... Y mira que no quisiera ser yo la que te impaciente ni la que cuestiones tus tiempos, tus repuestas....
Pero es que se van agotando las vidas para seguir jugando en el tablero de las ilusiones. Y he aprendido que pedirlas prestadas no te hace avanzar más rápido de pantalla en el juego Que sigo atascada en el nivel de principiante, en el nivel básico.
Porque a veces una se cansa de esperar y prefiere que la esperen. Que me gustaría meter las manos en los bolsillos y no sacarlas. Ni extenderlas. Que tanto he tirado de otros carros que el mío me lo han robado por no aparcarlo en el sueño correcto.
Querido tiempo. Tú que tienes alas, que guardas todos los archivos del pasado, que te dejan fisgonear por la mirilla de la vida futura, que organizas los horarios del presente, ¡qué trabajo te cuesta prestarme tu goma de borrar! que hay cosas que me gustaría quitar del papel de mi vida o por lo menos difuminarlas. Y si no, acuerdate y llévate el marcapáginas del libro de mi biografía y así puedo pasar página.
Hagamos una cosa. Tú me pones el reloj en hora. A ver si así no llego tarde a la vida de la gente. O mejor. Me dices cuál es mi sitio y yo me pongo. Pero que no me pongan, querido tiempo. Y recuerda que yo sólo quiero reirte, disfrutarte, saborearte, estirarte cuando te portas bien.... pero tú te empeñas en tirarme pedruscos. Y así ni siquiera hay forma de tropezarse. Simplente a un mal paso te caes de bruces.
Así que si quieres seguir teníendome como amiga, ayúdame a tomar las cosas con calma, frena tu ritmo cuando asi deba ser y permíteme sentir que los minutos valiosos desde el primer segundo al último, y cuando quiera que las horas vuelen, acelera por favor tu marcha y aléjame de los momentos turbios.
Yo prometo que te cuidaré en mi persona, que a pesar de días, meses y años que llevemos compartidos, intentaré aparentar desde el punto más profundo de alma, corazón y cabeza que has pasado sencillamente rozándome, sin desgastarte y sin desgastarme.
Y que así sea......
sábado, 29 de marzo de 2014
no, no sabe nadie
No, no lo sabe nadie. No saben cuanta pasión nos generan ciertas cosas,
no saben como pensamos, no saben como actuáriamos ante cierta situación,
ni cual será nuestro siguiente paso. No saben hasta que punto somos
capaces, capaces de lo que sea, eso no importa, capaces, ni saben cuanto
podemos abarcar, cuanto cabe en nosotros, cuando rebosamos cuando nos
llenamos o cuando nos vaciamos.
No lo saben. No saben a cuanta impotencia podemos llegar a dar cobijo, ni saben en que punto exacto perdemos el control y nos dejamos dominar por un impulso, por una corazonada. No saben cuan difícil nos resulta muchas veces equilibrar los ánimos. Ni saben cuando nos gusta a veces ser incluso absurdos, porque no saben si lo somos o no.
No saben que porcentaje de risas desearíamos descomponer en lágrimas, ni cuanta cantidad de lágrimas querriamos transformar en risas, ni saben si ni siquiera podríamos conseguirlo. No saben en que momento no nos movemos por pasotismo, por vergüenza, por desconfianza o simplemente por prudencia. No saben cuando nos movemos por impulsos, por deseos, por desesperación, por costumbre....
Y no lo saben porque no son como nosotros, están hechos de otra materia.
A ellos quizá les muevan cosas como la ganas de poseer, de aparentar, de sobresalir.. y lo que buscan más bien sean riquezas materiales, que quizá en ciertos momentos puedan estar bien.... yo por lo menos no lo niego. Pero creo que nosotros, aunque suene a topicazo, tenemos claro que no es realmente lo importante, ni siquiera lo que deseamos en estos tiempos turbulentos y angustiosos que nos toca vivir, salvo para tener la opción de mandar muchas cosas a la mierda... pero quiero seguir creyendo que los valores los tenemos en otro escalafón muy diferente al suyo.
Escrito por uno de mis bloggers favoritos: "Yo no pido mucho, sólo necesito un alma para que me reconforte, una persona que esté aquí y qué entienda mis manías, que aprenda a sobrellevar lo más indómito de mi carácter y que bien sepa que algunas veces, a ciertas horas y en ciertos momentos, me transformo en lo que tanto llegue a odiar".. y tener gente así alrededor creo que constituye el mejor de los tesoros.. porque ese apoyo puede llegar a salvarte de caer en el abismo y también puede ser la mejor compañia en esos fantásticos viajes hacia las estrellas en que pueden convertirse los mejores momentos. Y ellos sí, ellos si que saben......
No lo saben. No saben a cuanta impotencia podemos llegar a dar cobijo, ni saben en que punto exacto perdemos el control y nos dejamos dominar por un impulso, por una corazonada. No saben cuan difícil nos resulta muchas veces equilibrar los ánimos. Ni saben cuando nos gusta a veces ser incluso absurdos, porque no saben si lo somos o no.
No saben que porcentaje de risas desearíamos descomponer en lágrimas, ni cuanta cantidad de lágrimas querriamos transformar en risas, ni saben si ni siquiera podríamos conseguirlo. No saben en que momento no nos movemos por pasotismo, por vergüenza, por desconfianza o simplemente por prudencia. No saben cuando nos movemos por impulsos, por deseos, por desesperación, por costumbre....
Y no lo saben porque no son como nosotros, están hechos de otra materia.
A ellos quizá les muevan cosas como la ganas de poseer, de aparentar, de sobresalir.. y lo que buscan más bien sean riquezas materiales, que quizá en ciertos momentos puedan estar bien.... yo por lo menos no lo niego. Pero creo que nosotros, aunque suene a topicazo, tenemos claro que no es realmente lo importante, ni siquiera lo que deseamos en estos tiempos turbulentos y angustiosos que nos toca vivir, salvo para tener la opción de mandar muchas cosas a la mierda... pero quiero seguir creyendo que los valores los tenemos en otro escalafón muy diferente al suyo.
Escrito por uno de mis bloggers favoritos: "Yo no pido mucho, sólo necesito un alma para que me reconforte, una persona que esté aquí y qué entienda mis manías, que aprenda a sobrellevar lo más indómito de mi carácter y que bien sepa que algunas veces, a ciertas horas y en ciertos momentos, me transformo en lo que tanto llegue a odiar".. y tener gente así alrededor creo que constituye el mejor de los tesoros.. porque ese apoyo puede llegar a salvarte de caer en el abismo y también puede ser la mejor compañia en esos fantásticos viajes hacia las estrellas en que pueden convertirse los mejores momentos. Y ellos sí, ellos si que saben......
lunes, 17 de marzo de 2014
vivir es eso.....
..... Y un día entiendes que vivir es eso. Frenar en medio de la ruta y quitarte las zapatillas de correr, con las que estamos intentando correr más que el propio tiempo incluso.
Y llega la hora de caminar descalza, sintiendo la tibieza de la arena, la suavidad de la hierba.. y hasta el calor del alfalto.
Abrirte toda y empezar a sentir la adrenalina, dejar que su combustible te recorra desde la cabeza a los pies. Esquivar o al menos intentar engaña a las imposiciones. Usar la esencia de los buenos momentos y de los instantes mágicos a mi antojo.
Y llega la hora de subir el volumen de la música y bajar el de los problemas. Bailar como si fuera una religión y confiar en la buen gente sin necesidad de plegarias. Sudar en satisfacción y ganar en orgullo.
Y llega la hora de estirar las ganas de descubrir, de descubrirte. Reírte de tu propia torpeza. Y volver a tropezar cuando deje de hacerte gracia. Y llorar tanto o mas, pero sin motivo. Dejar salir las lágrimas sencillamente ante la belleza del sentir.
Y llega la hora de entender que ya es demasiado tarde para vivir de las reliquias de tu memoria y demasiado temprano para dejar de crear nuevos quizás.
Saber hacia donde quieres ir, pero abandonarte a la improvisación. Sincronizar y dejar de transmitir en diferido.. porque hay que vivir en directo... es obligatorio estar en el momento y dejar de girar la cabeza buscando las excusas en el pasado y las dudas en el futuro.
Y así de repente un día entiendes que no hay quien entienda lo que es vivir. O cómo quiere vivir el resto de la gente. Pero sabes con certeza cómo quieres hacerlo tú.
domingo, 16 de marzo de 2014
pruebas..
Querer hacer las cosas bien y no saber como hacerlo....
Y así es, asi es esta vida que nos toca vivir......porque la vida nos pone pruebas continuamente y no le importa si estamos o no preparados para afrontarlas. Te lanza al abismo sin red protectora y en la caida tienes que aprender a aferrarte a los salientes del pozo para evitar estamparte contra el fondo del mismo.
Y es esa misma vida que sin importarle un pimiento te estampa contra la dura pared, te ofrece ayuda creando vínculos especiales con aquellas personas que están destinadas a disfrutar cosas contigo. Si las circunstancias no salen como las esperas, no queda más que aferrarte al presente y a todas las personas importantes que con sus consejos, ayudas o simplemente "puesta a disposición" de oidos, te permiten seguir aprendiendo, continuar con esa dura lección que supone muchas veces el día a día.. y sobre todo te dejan ser como eres, mostrarte tal cual..... con tus risas, tus sonrisas, tus lágrimas y tus enojos.
Gente que con su sola presencia te ayuda a olvidar o por lo menos a empequeñecer tus arranques de angustia y desesperación.
Son las personas que, pase lo que pase, a estas alturas de tu vida ya han dejado una huella inborrable, una marca que te ayuda a reconocer momentos compartidos, momentos que te hicieron crecer como persona. Y llegado este punto no nos podemos permitir el lujo de esperar a que la vida nos depare situaciones que están fuera de nuestro alcance para ser agradecidos, al contrario, hay que hacerlo cada día y en cada momento, aunque la palabra gracias no salga de tu boca, porque en realidad no hace falta. Basta muchas veces con un sólo gesto, con una mirada.... La vida es demasiado corta y no podemos permitirnos el lujo de quedarnos esperando a que llegue una oportunidad idónea.
Y así es, asi es esta vida que nos toca vivir......porque la vida nos pone pruebas continuamente y no le importa si estamos o no preparados para afrontarlas. Te lanza al abismo sin red protectora y en la caida tienes que aprender a aferrarte a los salientes del pozo para evitar estamparte contra el fondo del mismo.
Y es esa misma vida que sin importarle un pimiento te estampa contra la dura pared, te ofrece ayuda creando vínculos especiales con aquellas personas que están destinadas a disfrutar cosas contigo. Si las circunstancias no salen como las esperas, no queda más que aferrarte al presente y a todas las personas importantes que con sus consejos, ayudas o simplemente "puesta a disposición" de oidos, te permiten seguir aprendiendo, continuar con esa dura lección que supone muchas veces el día a día.. y sobre todo te dejan ser como eres, mostrarte tal cual..... con tus risas, tus sonrisas, tus lágrimas y tus enojos.
Gente que con su sola presencia te ayuda a olvidar o por lo menos a empequeñecer tus arranques de angustia y desesperación.
Son las personas que, pase lo que pase, a estas alturas de tu vida ya han dejado una huella inborrable, una marca que te ayuda a reconocer momentos compartidos, momentos que te hicieron crecer como persona. Y llegado este punto no nos podemos permitir el lujo de esperar a que la vida nos depare situaciones que están fuera de nuestro alcance para ser agradecidos, al contrario, hay que hacerlo cada día y en cada momento, aunque la palabra gracias no salga de tu boca, porque en realidad no hace falta. Basta muchas veces con un sólo gesto, con una mirada.... La vida es demasiado corta y no podemos permitirnos el lujo de quedarnos esperando a que llegue una oportunidad idónea.
jueves, 16 de enero de 2014
el gran dictador....
Discurso de Charles Chaplin en el Gran Dictador
Lo siento.
Pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni ayudar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas.
Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco.
Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura.
Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros.
Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oirme, les digo: no deseperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de homres que temen seguir el camino del progreso humano.
El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá.
Soldados.
No os entreguéis a eso que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir.
Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina.
Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres. Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el odio. Sólo lo que no aman odian, los que nos aman y los inhumanos.
Soldados.
No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad. El el capítulo 17 de San Lucas se lee: “El Reino de Dios no está en un hombre, ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres…” Vosotros los hombres tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravilosa aventura.
En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia.
Luchemos por el mundo de la razón.
Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad.
Soldados.
En nombre de la democracia, debemos unirnos todos.
Lo siento.
Pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni ayudar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas.
Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco.
Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura.
Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros.
Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oirme, les digo: no deseperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de homres que temen seguir el camino del progreso humano.
El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá.
Soldados.
No os entreguéis a eso que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir.
Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina.
Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres. Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el odio. Sólo lo que no aman odian, los que nos aman y los inhumanos.
Soldados.
No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad. El el capítulo 17 de San Lucas se lee: “El Reino de Dios no está en un hombre, ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres…” Vosotros los hombres tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravilosa aventura.
En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia.
Luchemos por el mundo de la razón.
Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad.
Soldados.
En nombre de la democracia, debemos unirnos todos.
jueves, 2 de enero de 2014
Gente bonita.....
"Bonitas las personas que nos iluminan, que nos hacen mejores, que se
quedan, que no nos sueltan la mano, a pesar de todo, a pesar de la
distancia….
Bonitas aquellas que se convierten en sol o en luna cuando está
oscuro, en lluvia cuando todo está árido y en abrazo cuando nieva por
dentro.
Bonitas las personas que creen en lo imposible, en lo improbable, que
apuestan al amor aún con miedo, que se lanzan, que vuelan, que ayudan a
otros a sanar.
Bonitas aquellas que nos elevan, que nos construyen puentes, que nos
piensan, que nos dedican canciones, versos, besos y vidas. Aquellas que
dejan huella, que se abren caminos, que destruyen muros y hacen de
nosotros sus inquilinos.
¡Bonita, muy bonita la gente así!"
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