Querido tiempo:
Cuantas veces te he escuchado decir que teníamos que hablar, que tú te
encargas de poner cada cosa en su sitio. Que todo es cuestión tuya...
cuestión de tiempo.
Que si todo lo curas. Que tus agujas, aún sin tener punta, son las que
mejor cosen las heridas. Que eres relativo. Que lo que hay que hacer es
emplearte, no matarte. Que arrieritos somos y en el camino me lo
encontraré..... Que tú sabes volar y que puedes enseñarme...que incluso
sabes escaparte sin me despisto un poco. Que siempre te regale como algo
valioso, porque jamás te dejas recuperar.
Pero, querido tiempo, es que no habíamos contado con un pequeño detalle.
Y es que el mundo está mal repartido desde hace mucho tiempo (valga
la redundancia), desde el primer momento de todo, primer día del año,
primer día del mes, primera hora del día...... Y mira que no quisiera
ser yo la que te impaciente ni la que cuestiones tus tiempos, tus
repuestas....
Pero es que se van agotando las vidas para seguir
jugando en el tablero de las ilusiones. Y he aprendido que pedirlas
prestadas no te hace avanzar más
rápido de pantalla en el juego Que sigo atascada en el nivel de
principiante, en el nivel básico.
Porque a veces una se cansa de esperar y prefiere que la esperen. Que me gustaría meter las
manos en los bolsillos y no sacarlas. Ni extenderlas. Que tanto he
tirado de otros carros que el mío me lo han robado por no aparcarlo en
el sueño correcto.
Querido tiempo. Tú que tienes alas, que guardas todos los archivos
del pasado, que te dejan fisgonear por la mirilla de la vida futura, que
organizas
los horarios del presente, ¡qué trabajo te cuesta prestarme tu goma de
borrar! que hay cosas que me gustaría quitar del papel de mi vida o por
lo menos difuminarlas. Y si no, acuerdate y llévate el marcapáginas del
libro de mi biografía y así puedo pasar
página.
Hagamos una cosa. Tú me pones el reloj en hora. A ver si
así no llego tarde a la vida de la gente. O mejor. Me dices cuál es mi
sitio y yo me pongo. Pero que no
me pongan, querido tiempo. Y recuerda que yo sólo quiero reirte,
disfrutarte, saborearte, estirarte cuando te portas bien.... pero tú te
empeñas en tirarme pedruscos. Y así ni siquiera hay forma de tropezarse.
Simplente a un mal paso te caes de bruces.
Así que si quieres
seguir teníendome como amiga, ayúdame a tomar las cosas con calma, frena
tu ritmo cuando asi deba ser y permíteme sentir que los minutos
valiosos desde el primer segundo al último, y cuando quiera que las
horas vuelen, acelera por favor tu marcha y aléjame de los momentos
turbios.
Yo prometo que te cuidaré en mi persona, que a pesar de
días, meses y años que llevemos compartidos, intentaré aparentar desde
el punto más profundo de alma, corazón y cabeza que has pasado
sencillamente rozándome, sin desgastarte y sin desgastarme.
Y que así sea......
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