Vivimos en un mundo de mirones donde muchas son las pupilas que
escrutan, juzgan, critican y señalan. Un mundo de mirones que esconden
una verborrea vacía y un discurso digno de corbata que en las dos
primeras frases pierde la credibilidad que intuían las sílabas
concordantes.
Vivimos sí, pero ¿de qué manera?
Me aterra en qué nos hemos convertido. Me aterra la idea extendida de aquí todo vale y la crítica yuxtapuesta en la vida ajena. Hagas lo que hagas siempre te buscarán el fallo
y habrá detractores que tras sonrisas de algodón intenten tirar por la
borda a golpe de “me gusta”, tus sueños, tus buenas intenciones y el
propósito por el que tu pie derecho calza un 40.
¿Y de verdad es más importante lo que hacen unos que lo que hacen otros?
¿De verdad vale la pena emplear el tiempo en valorar, analizar, criticar y juzgar
lo que hace otra persona que no seas tú? Odiar nos hace débiles y amar nos hace terriblemente fuertes.
Pero lo olvidaba. Ahora está de moda el #melasudatodo,
#elamorescosadeñoños. ¡Qué lástima! Pensamientos equívocos en bocas de
quienes perdieron la esperanza y se disfrazaron de miedo.
Hemos perdido el norte. Solo espero que el sur, sea un lugar mejor
(El rincon de Floricienta)
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