Estamos acostumbrados a echar mierda fuera que justifique nuestras
acciones. Culpamos a la suerte de lo que nos pasa y lo
único que hacemos es que no nos pase nada. Justificamos nuestros actos
con vivencias del ayer, y nos torcemos de tal manera que no aceptamos ni
la más mínima crítica. Parece que el día se tuerce, que lo pequeño es
grande y lo grande es tan pequeño que ni lo ves. Las ganas se van y la
ilusión se esfuma. Al final pocas cosas importan cuando tienes un día así...
No somos conscientes pero hemos ido moldeando una rueda que ya no
aguantamos ni nosotros mismos. Una rueda de planteamientos estúpidos en
momentos estúpidos, que nos pasa por encima, nos atropella, se lo lleva
todo, nos amarga, y no nos permite sonreír; una rueda que nos estruja la
mente y la deja agotada.
...Y entonces, cuando ya no puedes
más, cuando cada segundo que pasa te revienta, quieres detenerla y no
puedes, sigue girando, no para... Esa rueda se llama día, te ha
consumido, te ha ganado y ahí está, con la misma fuerza que al
principio, esperándote... Y o la frenas y cambias el chip o mañana te
vuelve a pillar...
(P.Testaruda)
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