Dicen que las cosas que quieres, están al otro lado del miedo.
Ese lado al que no te atreves ni a mirar, ni aunque sea de reojo. Ese lado al que prefieres ignorar, restar importancia o mantenerlo al margen.
Ese lado que bordeas por mucho que te atraiga lo que allí puedas
encontrar. Ese lado en el que muchos de los tuyos están, pero a los que
te resistes acompañar.
Miedo que te cuida y hasta te mima, porque
tú, en primera persona, se lo permites. Que te acompaña sin pedírselo y
sin preguntar si te hace falta. Que te dice por dónde ir y por dónde
no, sin preguntar si estás seguro. Que toma asiento a tu lado, que te da
la mano y no te deja levantarte sin su permiso.
Dicen que no todo lo que quieres es lo que necesitas.
Que a veces es mejor no conseguir lo que quieres, aunque no te des cuenta en un principio. Que puede ser un gran golpe de suerte que te abra otras puertas y te haga ver otros horizontes. Que perdiendo también se aprende, y que perdiendo nos conocemos mejor a nosotros mismos.
Dicen que hay que luchar por las cosas que quieres.
Sueños, los llaman.