sábado, 9 de febrero de 2013

el precio de los sueños




¿Cual es el precio de nuestros sueños?

No debería haber dinero suficiente en el mundo que nos hiciera abandonar nuestros sueños y metas pero a la mayoría (entre los que me incluyo por triste que sea) nuestro sueldo nos está convirtiendo casi en prisioneros.

Continuamente los que se piensan mejores que nosotros pretenden dirigir nuestra vida, decirnos lo que debemos y no debemos hacer.

Pero si les hacemos caso, corremos el riesgo de dejar de soñar, y el miedo de perder lo poco que tenemos puede sellar nuestro destino.

Yo me resisto a terminar vencida y aunque son muchas las veces en que me pueda ver atrapada por esos seres que se creen conocedores de la verdad y que se abanderan con el cariño que dicen tenerme, no quiero irme sin conseguir alguna de mis metas. No quiero necesitar al final desesperadamente otra oportunidad de vivir, sino vivir ahora todas las oportunidades que se me presenten.

No busco nada pretencioso ni digno de incluir en libros de records, sólo y llanamente quiero sonreir y vivir y por encima de todo compartir esas sonrisas y esa vida con la gente realmente especial para mí.
Hay una historia sencilla que viene muy a cuento y leí de pequeñaja.
Más o menos hablaba de dos niños pequeños que jugaban sobre una lago congelado en una tarde muy nublada y fría. Los niños jugaban sin preocupación y de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua.
El otro niño se asustó mucho pero como veía que su su amigo se ahogaba debajo del hielo, tomo una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró romperlo y así salvarle.
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido les parecía imposible que un niño tan pequeño hubiera roto el hielo demasiado grueso sólo con una pequeña piedra.
Entonces un anciano que había por allí les dijo: “es muy sencillo, el niño no tenía nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo".
Pués que sea así.... es muy difícil pero como todo, seguro que poco a poco lo conseguimos.... seamos como el niño del cuento...... hagamos oidos sordos a los "sabios" consejos y dejémonos guiar por nuestro instinto y por nuestros impulsos. Si al final nos equivocamos seremos los únicos reponsables pero cabe la posibilidad de que como en la historia seamos capaces de hacer al final algo grande.

Que no quede por no intentarlo....


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