Que sigas creyendo en ti.
En que eres lo que eres gracias a ti. En
tu grandeza, en tu bondad, en tu increíble forma de ser. En tu alegría
contagiosa y tu bonita predisposición a ayudar. Siempre, sin importar
fechas ni calendarios. En que si quieres, puedes, y que puedes ser aún mejor de lo que ya eres. Que lo eres.
En que mereces seguir celebrando, seguir cumpliendo, seguir creciendo como persona. En que mereces cada uno de los buenos momentos que vivas, cada uno de los abrazos, todos y cada uno de los besos. Por ser tú, a pesar de los malos ratos, las dudas y cualquier miedo.
En que tú vales por ti y por un todo.
Que eres único y valioso. Que nadie nunca podrá hacer más por ti que tú
mismo, pero que por los demás podrás hacer tanto o más. Que aunque la
suerte es caprichosa, tú sabes creártela. Y ganártela.
En tu fortaleza y tu habilidad de
superarte. En resurgir cual ave fénix. En tu seguridad y en tu confianza
en que todo saldrá bien. En saber que haces lo mejor y que la intención
siempre cuenta. En que ser uno mismo es la única opción.
Que sigas creyendo en la magia.
Porque creer es un regalo.
Para ti y para los demás. Un regalo de corazón, envuelto en ilusión.
Una fuente inagotable de luz, de esperanza, de fantasía. De la creíble y
posible. De la que mueve montañas. De la que logra milagros. ¿Por qué no creer en ellos?
Milagros de los de verdad. Los que
sorprenden, los que emocionan y conmueven, los que nos hacen saltar.
Vibrar, brillar. Los que nos devuelven la fe en las pequeñas cosas y en saber esperar. En que no hay finales escritos, en quererlos escribir de nuestro puño y letra.
Por eso sueña.
Sueña muy alto, y sin miedo. Atrévete. Que el tiempo es breve y la
dicha es corta, dicen. Contágiate de los buenos deseos, de las mejores
intenciones, del cariño sincero. Contágiate para lo que queda de año y
para el que vendrá. No te guardes nada para fechas concretas, cualquier
día es especial. Regala sin esperar. Sin esperar nada de vuelta, sin esperar una fecha, sin esperar por esperar.
Y busca buenos compañeros de viaje. De esos con los que no te cansas de viajar, de patear, de volar.
Con los que no te canses de vivir, con los que no te canses de ser tú
mismo. De esos con los que las distancias se acortan y el tiempo se mide
en abrazos. De esos con los que creer es fácil y los miedos se vuelven
pequeños.
Y sigue creyendo en ti.
Porque creer es querer.
Porque querer es poder.
(blog Entre suspiros y un café)