Ríe. Hasta que llores, hasta que te duela el estómago, hasta que llegue ese momento
en el que paras de reír para recuperar el aliento y el mundo se detiene un segundo,
en el que te das cuenta de que estas viviendo algo maravilloso.
Baila. Hasta que te duelan los pies, te sobre la chaqueta y se te seque la boca.
Canta. Aunque te inventes la letra, pierdas el ritmo y desafines.
Ama. Como si fuera la primera vez, como si durara para siempre,
como si no fueran a hacerte daño.
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