En estos tiempos en los que, a veces, la humanidad parece haber olvidado su razón de ser, o su razón, así a secas.
En estos tiempos en los que el odio de unos cuantos salpica de sangre inocente nuestras pantallas.
En estos tiempos en los que alzamos muros en lugar de la voz.
En estos tiempos en los que segar vidas y esperanzas sale barato, y en los que sale tan caro soñar con un mundo mejor.
En estos días en los que no hay un lugar en el que refugiarse para los corazones maltratados.
En estos días en los que empatizar se ha
vuelto solamente una palabra más del diccionario y el amor se ha
vestido de hipocresía en todas sus vertientes. En los que las relaciones
se han vuelto grilletes para la mayoría, en vez de en cimientos sobre
los que construir algo real.
En esta época en la que la libertad de
expresión se compra con dinero y se mide en acciones. En la que se dota a
niños de armas, en lugar de almas.
En un tiempo en el que un sentimiento se valora por publicaciones en redes sociales y no por actos.
En estos tiempos, en los que el mundo
parece volver a derrumbarse, pido que nunca me falte un hombro en el que
llorar una "batalla" perdida o la emoción por una buena noticia.
Que nunca me falte la fe ciega en el
amor de verdad. El amor que nos hace ser nosotros en nuestra versión
original, el amor que alivia, que cura... El que hace de esta vida, a
veces tan puta, algo maravilloso.
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