martes, 1 de septiembre de 2015

... y volar

Camina por la vida como quien desfila por la pasarela de sentimientos más prestigiosa del mundo. Lleva siempre puesta tu mejor sonrisa, por si llega el momento de regalarla sin pedir nada a cambio en cualquier paso de cebra.
Ten una lista de sueños por cumplir, escrita a mano, sobre la que ir tachando todo aquello que consigues. Cada meta, cada objetivo, cada casualidad encerrada en el destino.
No juzgues nunca a las personas sin conocerlas. Trata siempre de darles un diez, y que solamente con sus actos vayas restando. Y si llega a menos de cinco, acuérdate de que un día tú dijiste a un profesor que un cuatro, aliñado con esfuerzo, dedicación y constancia, no merecía ser suspenso. Haz lo mismo con aquellos que se equivocaron un poco más de la cuenta.
Piensa siempre en positivo. Sea lo que sea, todo siempre ocurre por una razón. Solo tienes que buscarla, está ahí fuera. Y si no la encuentras, no desesperes. El tiempo la pondrá en tu camino más adelante.
3598b8faef0cdf523e8ba4eaf1f9a4fb 

Aprende de cada palabra, de cada momento. Valora las decepciones como ingrediente estrella de cualquier éxito futuro. Siente cada abrazo, cada suspiro. Sécate cada lágrima y salta con cada alegría.
Trabaja en lo que quieres, y no dejes que nadie te diga lo que tienes que hacer. Esos que buscan moldearte a su medida, es porque no tienen el suficiente valor como para cumplir sus sueños. O, incluso, porque como son incapaces de hacerlos realidad, intentan que tú tampoco los puedas alcanzar.
Valora cada amanecer y cada día. Puede ser siempre el último. Y aprovéchalo para dar lo mejor de ti. Para que cuando llegues a la cama, derrotado, sientas que si es tu último aliento, estás dejando una huella imborrable. En el tiempo, en algunos corazones, en algunas personas.
Y ese es un motivo más que suficiente para vivir. Y reír. Y sentir. Y soñar. Y volar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario