Y es que cuando intentas huir, te crecen edificios en el pecho y todo su peso lucha por dejarte sin aire.
Y de repente, cuando ya has parido todo lo oscuro y no queda ni un sólo coágulo de dolor, la sangre espesa se transforma a roja y te desbordas.

Y es entonces, cuando una manada de hormigas te invaden la mano, mientras avanzan hacia el pecho y los oídos dejan de palpitar para convertirse en miedo...…miedo, a vomitar las consecuencias.
(blog C. Fugaz)
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