Ilusión por lo que se avecina. Por esos nuevos 366 días con sus benditas oportunidades. Por
inventarlos unos a uno, sin dejarme espacios, exclamaciones o puntos
suspensivos. Por la impaciencia de coger papel y lápiz y comenzar a escribir un nuevo capítulo.
Ilusión por los nuevos cambios, y por lo
que se mantendrá siempre igual. De todo hay. Por lo que se puede mejorar
y lo que hay que renovar sí o sí. Por las nuevas listas, esas que me
acompañan siempre a todas partes. Las que me facilitan la vida a veces o
me la complican cuando quiero abarcar demasiado. Querer ir a más pero saber sobrevivir con menos.
Ilusión por dejarme sorprender de nuevo. Como cuando era niña. Dejarme llevar cuando corresponda, reír siempre que pueda y bailar debajo de cada tormenta.
Querer sin límites y demostrarlo sin esperar respuestas. Porque sí. No
mirar atrás si no es para tomar impulso. Soñar a lo grande y cruzar
todas las metas que pueda.
Y sin despistarse ... que 2016 ya asoma las orejas.
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