miércoles, 22 de julio de 2015

aceptar

 
!Y es cierto! Por qué insistimos en cambiar la opinión de otros, por qué permitimos que nos impongan un consejo, un modo de hacer las cosas que sólo les sirven a otros, por qué disfrazamos el dominio de ayuda, por qué no respetamos que las cosas no siempre suceden a nuestro gusto o según nuestro raciocinio o incluso congruencia; tantos por ques y una sola respuesta:

Aceptar la variedad, respetarla y no pretender cambiarla, ayudar es estar al lado del que nos necesita tal y como nos necesita no como consideramos o incluso sabemos que es mejor, admitir lo que nos dan sin exigir lo que nos gustaría recibir porque a veces es lo que hay y es todo lo que nos pueden ofrecer y mañana recibiremos a manos llenas y pasado de otro modo... eso es...amor.

Ver al otro es aceptar la diversidad, pero también entender sus incapacidades, sus defensas, sus miserias, porque todos en algún caso llevamos el freno de mano echado para según qué cosas y la solución no está en convencernos unos a otros en quitarlo, sino en acompañarnos en el camino sea como sea y con el tiempo, cada uno decidirá si lo quita, lo deja puesto, o quien sabe qué..

El Camino



Preciosa experiencia que ha supuesto vivir el Camino de Santiago. Mas de 140 kilómetros vividos con la mayor intensidd en cada de uno de sus pasos.... dureza y belleza por partes iguales. Pero si puedo decir que realmente ha valido la pena... y que por supuesto repetiré.


 






























domingo, 12 de julio de 2015

Saludo al vacío

Lo peor que te puede pasar en la vida quizá no es perder personas que te importan, sino perder sentimientos y emociones.
¿Qué ocurriría un día si te despiertas y te das cuenta que ya olvidaste la última vez que sentiste pasión por algo? Que no estás ni deprimida, ni cansada, ni nada que se le parezca pero aún así te es imposible recordar que se siente ser conmovida hasta la raíz de tu ser. 
Que ya no puedes entender en qué momento los días se convirtieron en un cúmulo de horas que transcurren sin sentido en lugar de tener un propósito concreto.
Ese día lo que haces es saludar al vacío y darte cuenta que fue tu compañero desde tiempos inmemoriales pero sólo ahora eres consciente de él. ¿Qué hacer luego? la verdad es que no lo sé y espero no tener que llegar a plantearmelo nunca.


sábado, 11 de julio de 2015

¿Donde empieza la boca?

¿Dónde empieza la boca?
¿En el beso?
¿En el insulto?
¿En el mordisco?
¿En el grito?
¿En el bostezo?
¿En la sonrisa?
¿En el silbo?
¿En la amenaza?
¿En el gemido?

Que te quede bien claro
Donde acaba tu boca
Ahí empieza la mía.


Mario Benedetti

sábado, 4 de julio de 2015

las leyes de la vida

Las 4 leyes de la Vida:
Primera ley:
“La persona que llega es la persona correcta”, es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.

Segunda ley :
“Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”. Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: “si hubiera hecho tal cosa hubiera sucedido tal otra…”. No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.


Tercera ley:
“Cualquier momento que comience es el momento correcto”. Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.

Cuarta ley:
“Cuando algo termina, termina”. Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.
Creo que no es casual que estén leyendo esto, si este texto llegó a nuestras vidas hoy; es porque estamos preparados para entender que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado.

finales

Hay finales temidos, buscados, perdidos. Finales que duelen y te parten el alma en mil pedazos. Finales descafeinados, salados y amargos. Finales que alivian, que rompen y que encuentran. Finales odiosos, sigilosos y desesperantes. Finales que te despeinan y te dejan sin aliento. Finales que se llevan consigo una parte de ti por siempre y finales que adivinan nuevas canas en tu piel. Hay finales inacabados, finales que desnudan amistades y ponen sobre la mesa verdades inexorables. Hay finales de todos los colores, inocuos y fugaces. Hay finales incluso que pueden llegar a durar toda una vida y finales que sin pedir permiso se sientan a dormir contigo cada noche mientras tú le preguntas a la luna qué fue de aquel tiempo donde eras tan feliz. Hay finales…finales al fin y al cabo.

viernes, 3 de julio de 2015

SER

En el colegio nos enseñaron miles de cosas absurdas y estúpidas que olvidamos con el tiempo. Fórmulas imposibles que intentábamos memorizar y aplicábamos sin saber muy bien para qué demonios nos serviría aquello en algún futuro.

Nos enseñaron a sumar, a restar, a dividir y a multiplicar. Nos enseñaron de literatura,  de lo importante qué es la lectura y nos llenaron la cabeza de elementos químicos y físicos que con suerte, cuando pasen los años recordaremos en aquella tabla famosa de nombre periódica. 

Nos iniciaron en el maravilloso mundo de otras lenguas sin ni siquiera dominar la nuestra. Nos enseñaron de todo y nos enseñaron de nada. Porque olvidaron lo más importante.

Olvidaron enseñarnos de valores, de ética, y de amor. Nos enseñaron a escribir “Te quiero” sin hacernos entender la importancia del respeto, la amabilidad y el buen hacer. Olvidaron enseñarnos cómo sanar la envidia, cómo recomponer un corazón roto y cómo creer en uno mismo. Olvidaron enseñarnos cómo ser feliz y aunque eso sea tarea de cada uno, olvidaron al menos ayudarnos. Olvidaron hacernos entender que el éxito no está en lo que uno hace, tiene o consigue. Sino en lo que uno es. Porque el ser está por encima de cualquier pretensión y de cualquier aspiración banal que hace que por las mañanas vayas en un cochazo o en un autobús lleno de gente.

Olvidaron educar a nuestra alma y a la voz que muchas veces grita sin sentido. Olvidaron dibujarnos unos ojos amables y a ceder el paso sin importar la espera. Olvidaron enseñarnos a deshacernos del odio. De cuidar de los mayores, de los pequeños y del aire que respiramos, y olvidaron enseñarnos a sentir la magia de cada amanecer y la gracia de cada luna.
Olvidaron enseñarnos que la pérdida forma parte de la vida y olvidaron enseñarnos a secarnos la lágrimas con dignidad.

Nos enseñaron que lo importante era participar pero olvidaron decirnos cómo asumir una derrota sin que sonase a fracaso. Nos enseñaron a conjugar los verbos y ni siquiera somos capaces de usar  el más importante con miramiento y honestidad. No nos enseñaron a amar. Al menos, no a amar de verdad.

Nos criaron bajo un consumismo estúpido haciéndonos sentir mediocres si no teníamos más que el de lado. 

Olvidaron llenar nuestra piel de valor y nos prohibieron cientos de cosas olvidando la más importante: la rendición. Porque cuando uno se rinde todo termina. Y olvidaron enseñarnos a sumar nuestras caídas como parte de un camino que hacía de nosotros un cúmulo de experiencias divididas. De experiencias sabias que determinaron en un momento cualquiera, la estación precisa de nuestro corazón.

Y es que el trabajo más importante del mundo no es ser astronauta, médico o dentista. Ni dedicarte a la limpieza ni a la enseñanza.El trabajo más importante es ser y no tener miedo.