Hoy la disertación empieza con una simple pregunta: ¿tenemos lo que nos merecemos? Dificil cuestión ¿verdad?
Yo particularmente pienso que en mi caso siento muchas veces que es así, aunque muchas veces no sea en absoluto lo que quiero y la sensación de insatisfacción sea la que me ronde continuamente.
Pero sé que todo depende de mí, que si quiero llegar hasta lo que deseo, debo ser yo y solo yo la emprenda el camino, la que saque fuerzas para levantarme después de cada tropiezo, la que tenga que parar a veces para aclarar mis ideas y decidir por donde continuar. Porque dejar todo eso en manos de otros o en manos de la suerte mis logros, es una manera de no responsabilizarme de los actos y decisiones propias.
Y de este punto es del que hay que partir, porque mientras sigamos dándonos golpes en el pecho deseando y pensando en lo que creemos que merecemos, nos perdemos de disfrutar de lo que ya tenemos, y ese es un gran error (creo).
Porque si por un momento somos sinceros con nosotros mismos, tenemos algunas cosas buenas por las que sentirse bien. Otra cosa es que en muchos momentos no somos capaces de distinguirlas y cerramos ojos y alma y no vemos más allá.
Y a esa idea de que están ahí hay que aferrarse.
Yo particularmente pienso que en mi caso siento muchas veces que es así, aunque muchas veces no sea en absoluto lo que quiero y la sensación de insatisfacción sea la que me ronde continuamente.
Pero sé que todo depende de mí, que si quiero llegar hasta lo que deseo, debo ser yo y solo yo la emprenda el camino, la que saque fuerzas para levantarme después de cada tropiezo, la que tenga que parar a veces para aclarar mis ideas y decidir por donde continuar. Porque dejar todo eso en manos de otros o en manos de la suerte mis logros, es una manera de no responsabilizarme de los actos y decisiones propias.
Y de este punto es del que hay que partir, porque mientras sigamos dándonos golpes en el pecho deseando y pensando en lo que creemos que merecemos, nos perdemos de disfrutar de lo que ya tenemos, y ese es un gran error (creo).
Porque si por un momento somos sinceros con nosotros mismos, tenemos algunas cosas buenas por las que sentirse bien. Otra cosa es que en muchos momentos no somos capaces de distinguirlas y cerramos ojos y alma y no vemos más allá.
Y a esa idea de que están ahí hay que aferrarse.